junio 29, 2022

Luces y sombras de las conclusiones del IPCC para el Sur de Europa

Luis Selva, Director General de BNZ, analiza el último informe del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC), que se ha publicado en castellano en El Economista.

“Es ahora o nunca, si queremos limitar el calentamiento global a 1,5°C. Sin reducciones inmediatas y profundas de las emisiones en todos los sectores, será imposible”, dijo Jim Skea, copresidente del Grupo de Trabajo III del IPCC, que publicó el último informe. La grave advertencia del último informe de este órgano de las Naciones Unidas ha intensificado el debate sobre la capacidad de maniobra que tiene la Humanidad para revertir los efectos del cambio climático global.

Todo ello en un contexto donde cada vez más pruebas de que la degradación y la destrucción de los ecosistemas por parte de los seres humanos aumenta la vulnerabilidad de las personas. ¿El motivo? El uso insostenible de la tierra, de los recursos naturales, la deforestación, la pérdida de biodiversidad y la contaminación. Estos cambios permanentes y graves que se están produciendo en la biodiversidad afectan negativamente a la capacidad de los ecosistemas, las sociedades, las comunidades y los individuos para adaptarse al cambio climático.

Y, según el informe, la pérdida de ecosistemas y de sus servicios tiene impactos en cascada y a largo plazo sobre las personas a nivel mundial, especialmente para los pueblos indígenas y las comunidades locales que dependen directamente de los ecosistemas para satisfacer sus necesidades básicas. ¿Qué cambios irreversibles queremos dejar a las futuras generaciones?

Ante este escenario, uno de los vectores clave para esta lucha contra el cambio climático es avanzar con la máxima ambición en el fomento de las energías renovables. De hecho, el propio IPCC destaca en su último informe que la generación verde es uno de los motivos de optimismo en el momento actual, al aplaudir la disminución significativa en el costo de las fuentes de energía renovable desde 2010, hasta en un 85 por ciento para la energía solar y eólica, y las baterías.

Los países del Sur de Europa disponen de un potencial geográfico y económico enorme para contribuir a este salto en la generación de energías renovables, especialmente en lo referente a solar fotovoltaica, que el Viejo Continente debe aportar al conjunto mundial. Con todo, países con una gran capacidad latente de desarrollo de estas tecnologías, como son Italia, España y Portugal, no aparecen en las primeras posiciones del “Green Future Index 2022” publicado por el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), que clasifica a 76 países por su preparación para avanzar hacia un futuro bajo en carbono.

“El momento para actuar es ahora”

“Las pruebas son claras: el momento para actuar es ahora. Podemos reducir las emisiones a la mitad para 2030”, apunta el IPCC en una de las primeras frases, a modo de advertencia sobre el momento límite que estamos viviendo. El medio con mayor posibilidad de alcanzar este objetivo de acelerar la transición energética, según el informe, es precisamente un uso más intensivo de las energías renovables.

El IPCC está basado en más de 18.000 publicaciones científicas y su principal objetivo es arrojar luz sobre cómo se debe actuar para conseguir los objetivos climáticos y cuáles son las principales problemáticas. La reciente tercera entrega del Sexto Informe de Evaluación del IPCC se enfoca principalmente en la mitigación del cambio climático. Y aquí es donde se identifican cinco aspectos clave: el uso de combustibles fósiles, la producción de metano y de CO2, la ganadería y la transición a ciudades más verdes.

Aunque todos los puntos son imprescindibles para la lucha contra el cambio climático, el que tiene que ver con la energía como tal, el uso de combustibles fósiles, es quizás el de mayor importancia por la cantidad de emisiones de carbono que se liberan año tras año. En este sentido, en relación a las fuentes de energía, el informe indica que la generación solar fotovoltaica se multiplicó casi por tres hasta alcanzar los 680TWh en el periodo 2015-2019, mientras que la eólica y la solar combinadas representaron el 8% de la generación total de electricidad en 2019. Estos porcentajes crecerán indudablemente, y el informe del IPCC señala su confianza en que la incorporación de una gran parte de generación variable se mitigará a través de diversas tecnologías de almacenamiento de energía, sistemas de transmisión, tecnologías de respuesta a la demanda y otras soluciones que ya están demostradas.

El sector solar, concretamente, ya ha certificado lo que es capaz de hacer, y está preparado para desplegar las enormes cantidades de energía limpia necesaria para descarbonizar el sector energético. Lo que hace falta es una planificación y los permisos para modernizar las redes eléctricas, así como aumentar y descentralizar el ecosistema de generación de energía fotovoltaica. De esta forma, eliminando obstáculos, la energía solar fotovoltaica podrá ejercer su papel protagonista en esta década.

Esta misma energía es la que puede eliminar 4.250 millones de toneladas de emisiones de carbono durante esta década. Pese a ello, las medidas propuestas por los gobiernos hasta ahora están muy lejos de lo necesario, ya que los flujos de capital hacia los combustibles fósiles continúan siendo mayores que el dinero destinado a la lucha contra el cambio climático.

Por ello es importante remarcar las dificultades que se encuentran a nivel administrativo y jurídico para avanzar en la tramitación de proyectos. Y es que la zona Mediterránea es un territorio muy rico a nivel de energía y de infraestructuras, pero para conseguir ese potencial absoluto debemos simplificar y acelerar los trámites administrativos. Si conseguimos hacerlo de forma más ágil, no hay duda de que podremos alcanzar los targets tan ambiciosos que tenemos.

El papel de los países del Sur de Europa

Si volvemos a observar el Green Future Index, podemos vislumbrar que España, Italia y Portugal están entre los países que más ascienden en el ranking, con España en la posición 13, Italia en la 17 y Portugal en la 18, gracias a la instalación de las renovables y también por el cierre de varias centrales de carbón. Además, en el caso de España, es importante destacar que se encuentra en la sexta posición en relación con la política climática, donde se tienen en cuenta conceptos como la agricultura sostenible y los impuestos al carbón, entre otros.

Por este motivo, la regulación y la apuesta por un gran desarrollo de energías renovables es uno de los principales drivers de este necesario cambio, pero también lo es la capacidad de adaptabilidad y el impulso empresarial y ciudadano. Desde la instalación de placas fotovoltaicas de autoconsumo en los edificios hasta el desarrollo de grandes parques solares para abastecer a la industria y a cientos de grandes ciudades.

En este contexto, la generación de energía limpia por parte de IPP como BNZ resulta imprescindible para alcanzar los objetivos fijados de mantener el calentamiento global en 1,5 grados para 2050. Como dijo el propio presidente del IPCC, Hoesung Lee, en la presentación del documento: «Nos encontramos en una encrucijada. Las decisiones que tomemos ahora pueden asegurar un futuro habitable. Tenemos las herramientas y los conocimientos necesarios para limitar el calentamiento”.

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