marzo 14, 2024

Desafiando vientos económicos

Presentamos una ecuación: el henchido paisaje que caracteriza al mercado de proyectos energéticos renovables en España lo multiplicamos por las fluctuaciones del precio de la energía. Este número lo elevamos a la potencia del contexto geoeconómico que estamos viviendo en los últimos años. Sabemos que el resultado debe ser un número positivo si es que queremos que las empresas que invertimos en energías renovables sigamos apostando por este tipo de energía limpia y sostenible, pero la realidad es que cada vez hay que hacer más malabares para que la financiación de los proyectos sea exitosa.

Desde el vórtice de la industria energética, me atrevo a analizar cómo las condiciones económicas actuales están moldeando el panorama y planteando desafíos significativos, donde la viabilidad de los proyectos no está garantizada teniendo en cuenta los actuales precios de la energía. Su descenso, sumado al incremento de los tipos de interés -haciendo una curva de subida nunca vista anteriormente- está haciendo mella. Aunque los contratos han sido históricamente pilares fundamentales en la estructuración financiera, su capacidad para proporcionar una cobertura integral se ha visto cuestionada en un escenario de constante cambio. Los revenue streams han cambiado y los financieros de la industria debemos reinventarnos para encontrar alternativas.

Y es en este momento en el que la globalización de la financiación de proyectos emerge como una tendencia que no pasa desapercibida. Y es que para la parte que ofrece la financiación es mucho más interesante un portfolio completo que un proyecto individual, ya que ofrece un timeline con diferentes fases y diferentes modelos de riesgo en los que la diversificación es clave para el funcionamiento conjunto. Siempre teniendo en cuenta los riesgos regulatorios de cada país y sus tipos de gravamen, los precios, la firma de contratos garantizados en el largo plazo, las particularidades en materia ambiental, social y de gobernanza en cada proyecto, etc.

Pero no solo esto ha cambiado en el panorama, también los actores tradicionales que conceden financiación están cambiando, y existe un abanico más amplio al que acudir, desde aseguradoras hasta financieras boutique, pasando por bancos tradicionales, private equity u otros fondos de inversión. Porque sí, es un buen momento para invertir en renovables -invertir en proyectos rentables y limpios siempre lo es- y sigue habiendo interés en el mercado.

Pero obviamente, podría ser más interesante si todas las partes remáramos en la misma dirección. Una regulación clara y concisa evitaría atascos burocráticos, así como incentivos fiscales y estabilidad en los precios de la energía animarían el mercado. En España confiamos plenamente en la reforma eléctrica, que sumado a nuestras amplias horas de sol siempre hacen de nuestro país un gran atractivo para estos proyectos, pero también lo deseamos para el resto de Europa y del mundo.

En un mundo donde los vientos económicos soplan con fuerza, su perspectiva no solo es una llamada a la acción, sino también un recordatorio de la necesidad de evolucionar en la forma en que financiamos y gestionamos la energía del mañana. Por nuestro bien y el del planeta.

María Puente, directora financiera de BNZ

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